miércoles, 9 de mayo de 2012

Falacias, mentiras y desconcierto


La foto que copa la portada de hoy del periódico La Razón desconcierta. Y lo hace básicamente porque uno no sabe si es una estrategia de manipulación brillante o uno de los fiascos periodísiticos más grandes que recuerdo. Démosle algo de tiempo, antes de analizar la vergüenza ajena que produce tomar consciencia de su contenido y su forma y pensemos de manera fría y distanciada. La primera pregunta que me viene a la mente es si estamos ante un fragmento de información. La respuesta llana es que sí: su objetivo es expresar una serie de ideas. Inmediatamente me viene a la mente: “lo que tienes entre las manos tiene una forma y un contenido apestoso y alarmante”. Verdaderamente, tenemos delante un ejemplo de manual de información sesgada o falsa y lo que es incluso peor, un texto y unas imágenes trufadas de falacias dignas de aparecer en los libros de texto de teoría de la argumentación:

a) Falacia ad hominem circunstancial: Toda la primera plana, en general, pretende desacreditar las marchas, protestas y agitación social producto de las actuales visicitudes sociopolíticas y económicas haciendo de estas personas símbolos de las mismas para después atacarlos por sus particulares simpatías y no por la legitimidad de sus protestas y discursos. No hay una sola palabra dedicada a desacreditar sus acciones o sus palabras, sino solo sus filiaciones políticas y sus particulares situaciones personales (ya que, sin ningún tapujo, La razón los llama vagos, lo que es igual según ellos a mentirosos y farsantes). Ni que decir que consultar los perfiles facebook para extraer la información no es el mejor ejemplo de esfuerzo periodístico.

b) Generalización apresurada: Supongamos por un momento que las personas de la primera plana son malos estudiantes. El texto en blanco en el margen derecho realiza el salto retórico de la vergüenza. Y las palabras del director del periódico hoy en Twitter así lo atestiguan: "Buenos días. Confío que la terapia os haya beneficiado. Ahora me pongo a corregir exámenes de jóvenes que si estudian y trabajan” (las faltas de ortografía no son mías, sino suyas). El salto que parece hacerse es el siguiente: "si estos son los cabecillas de las protestas, entonces los estudiantes (cientos de miles) que las secundan son también un atajo de vagos y maleantes". Lo cierto es que este punto, además constituir un ejemplo de retórica barata y manipuladora, es simple y llanamente falso. No sabemos nada de lo buenos o malos estudiantes que son las personas de la portada, sólo sabemos cuándo han acabado sus carreras, lo cual es asunto que atañe sólo a ellos. Casi con toda seguridad han compaginado sus estudios con tareas de representación sindical que seguro pocos agradecen pero de la que muchos se benefician. Aparte quedan cuestiones personales que a ninguno debería importar, a excepción de La Razón, a la que le vale un perfil de facebook y un expediente académico para juzgar a alguien. Si jugamos a ese juego, juguemos todos. Así pues, invito al lector (especialmente al lector apasionado de La Razón) a repasar los expedientes académicos durante el periodo universitario de los principales caudillos del diario.

c) Culpable por asociación: El ejercicio retórico para criminalizar las protestas se encuentra en las palabras mágicas: "izquierdas", "Amaiur" y "PSOE". Como hemos podido leer en el interior del periódico, "Chávez" es otra de las palabras mágicas para dar a entender eso de “dime con quién andas...”, lo que no es sino una muestra del interés por embaucar al lector en contra de un sector de la sociedad por su filiación política y a la vez, desprestigiar la movilización de la ciudadanía sin argumentos de ninguna clase. Una vez más, tenemos que aplaudir el trabajo de investigación de los responsables del periódico, que en un principio ha sido reacio a publicar la fuente, aunque finalmente ha trascendido el nombre facebook.

d) “Enevenenamiento del pozo”: Se sataniza a la totalidad a partir de demostrar que algunos elementos están podridos. De este modo, el pozo entero (los cientos de miles de estudiantes) están automáticamente corrompidos por la presencia de unos pocos. Supongamos que las personas que aparecen mentadas son vagas, maleantes y violentas. ¿Bajo qué criterio estas personas que ocasionalmente ponen cara a las protestas acaban por infectar con sus supuestos vicios a las miles de personas que las acompañan? Además ¿se insinúa con ello que las masas que están junto a ellos son dementes sin cerebro? Lo cierto es que los textos parecen dejarlo entrever: todo el que va a las manifestaciones es un esclavo de estos pequeños aprendices de fürers, y está tan desbocado como ellos. No voy a entrar a valorar cómo las gentes marchan a las manifestaciones ni mucho menos las virtudes o defectos como manifestantes de las personas que aparecen señaladas en el periódico. Me falta información veraz y la verdad, creo que no es necesario defender a nadie aquí. Basta atender a las formas, de modo que sigamos. El ejercicio de satanización no profundiza demasiado en sus historias personales (aunque cita algunos antecedentes policiales, de los que me permito dudar dadas las circunstancias). Más bien está hecho de la manera más burda posible, como queda ejemplificado en el caso de una de las aludidas, que supuestamente trabaja en el ministerio de educación “contra el que protesta”. Estas palabras realmente aturden. Parece como si el ejercicio de la protesta fuera algo propio de subversivos y radicales antisistema. A la luz de esto, uno se pregunta si esta no es esta la clase de retórica que simpatiza con ciertas formas de Estado policial del tipo “obedece”.

Las dudas que planteaba al principio pueden parecer despejadas: la información es como poco sesgada o directamente falsa, y lo que sí es seguro es que se trata de un panfleto y un ejercicio dialéctico ridículo. Pero a pesar de este ejercicio de depuración, surgen otras dudas que, como indicaba, me desconciertan profundamente. Las falacias están al descubierto y son fáciles de identificar. No hay argumentos de peso y al lado de un panfleto electoral con las siglas de un partido y un color el documento es bastante malo... o no. Porque lo cierto en todo esto es que el periódico termina saliendo a la calle y es consumido con la naturalidad con que uno se bebe un café o se tira un pedo. La información así presentada me sigue desconcertando porque la gran pregunta es si esto cala y es capaz de convencer, si esto tiene fuerza para movilizar las conciencias de las gentes. A esto alguien podría decirme: “la gente que lee esto ya está convencida, no necesita leerlo en ninguna parte”. Pero entonces ¿por qué se publica?

2 comentarios:

  1. Yo perdí la esperanza el día que, en medio de una discusión sobre las medidas del PP ante la pregunta:
    -"¿Y no te parece indignante que se tirasen un año diciendo, Zapatero la estas cagando y ahora esten haciendo todo lo que decía que era malísimo (IVA, Anmistía fiscal, etc)?"

    Una persona (en principio no tan convencida como los lectores de La Gaceta, La razón y demás panfletos), me respondiese con una sonrisa y tono de voz de "que ingenuo eres" un:
    -"Pero si eso lo hacen todos, ¡que esperabas!".

    Cómo dices esa gente ya está convencida, no necesita que lo hagan, pero si necesitan de todas esas noticias manipuladas y sesgadas por una simple razón, poder reafirmarse en su cabezonería. Queda muy feo quedarte sin argumentos en una discusión y tener que usar el ad baculum, es mucho mejor soltar una falacia tras otra hasta que consigas colar una y que no sea rebatida.

    Como bonus una canción que pega muy bien con el post y con el nombre del blog http://www.youtube.com/watch?v=hJcqUFzibfc

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    1. Personalmente, creo que el problema de fondo es doble: El primero es que la política hace tiempo que está dominada por reglas que no son propias del juego limpio y a las que juegan también gran parte de los medios. Y el segundo es que esas reglas han terminado por mediatizar con tal fuerza nuestra vida como las las letras blancas sobre fondo rojo, de tal manera que estas cosas son muy poderosas.

      Es más, es cierto que hay gente que necesita que le recuerden quién es y qué debe pensar. Sin embargo, pienso que estamos en los tiempos perfectos para que discursos de este tipo se hagan fuertes.

      Muchas gracias por pasarte y por dejar tu regalito. A ver si puedo estar a la altura: http://www.youtube.com/watch?v=VZbM_MIz4RM

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