jueves, 6 de octubre de 2011

Brilantes consideraciones II: Nicolás Maquiavelo

"Así pues, no es necesario que un príncipe posea de verdad todos esos atributos, pero sí muy necesario que parezca que los tiene. Es mas, me atrevería incluso a decir que poseerlo y observarlos siempre es perjudicial, mientras que fingir que se poseen es útil; es como parecer piadoso, fiel, humano, íntegro, religioso, y además serlo realmente; pero, a la vez, tener el ánimo dispuesto para poder y saber cambiar al tributo opuesto, si es necesario. Y hay que entender bien esto: que un príncipe, y fundamentalmente un príncipe nuevo, no puede observar todas las cualidades que hacen que se considere a a un hombre bueno, ya que a menudo, para conservar el estado, necesita actuar contra la lealtad, contra la caridad, contra la humanidad y contra la religión. Por eso es importante que tenga el ánimo dispuesto a cambiar le indiquen los vientos de la fortuna y los cambios de las cosas y, como dije antes, no alejarse del bien, si puede, pero saber entrar en el mal, si es necesario. 

Por tanto, un príncipe tiene que tener mucho cuidado de que nunca salga nada de su boca que no esté lleno de los cinco atributos que antes he mencionado, y que parezca, cuando se le vea y se lo oiga, que es todo piedad, todo lealtad, todo integridad, todo humanidad y todo religión. Y no hay cosa más necesaria que aparentar que se posee este último atributo. Los hombre, en general, juzgan más por los ojos que por las mano, porque muchos son los que ven y pocos los que tocan. Todos pueden ver lo que pareces, pero pocos saber lo que eres, y esos pocos no se atreven a ir en contra de la opinión de la mayoría que tienen la autoridad del estado que la respalda; y en la acciones de todos lo hombres, y máxime en las de los príncipes, cuando no hay tribunal al que reclamar, se juzga por los resultados. Haga, pues, el príncipe lo necesario para vencer y mantener el estado, y los medios que utilice siempre serán estimados y honrados y por todos serán alabados. Porque el vulgo siempre se deja llevar por las apariencias y por el éxito de los hechos; y en el mundo no hay otra cosa que vulgo, y los pocos no tienen sitio cuando los muchos tienen donde apoyarse".

Nicolás Maquiavelo, El príncipe, capítulo XVIII, De qué forma tiene que mantener su palabra el príncipe. 1513

4 comentarios:

  1. Brillantísimo, en efecto. Siempre será más seguro no dar motivo a la mayoría para la rebelión que, por el contrario, coaccionarla para que decida no llevarla a cabo: en cualquier momento puede aparecer un valiente que encienda la mecha y la líe parda.

    Amor contra terror.
    ¿Democracia contra dictadura? En fin, ése es otro tema.

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  2. Estas consideraciones se derivan de una concepción del hombre muy pesimista, por lo que podría resultar en ciertos momentos chirriante. Sin embargo, su impacto es brutal, porque no deja de ser el modus operandi de la clase política. Y no solo en lo que concierne a eso de "liarla parda", sino en general a cualquier aspecto relacionado con la autonomía que cantaban los respetables clásicos modernos. Estas palabras de Maquiavelo tienen un alcance más allá de la cuestión de una una posible rebelión, sino que llegan incluso a tocar cosas como la mera discrepancia, o simplemente, atreverse a pensar de otra manera (porque se puede "liar parda" sin haber pensado nada de nada. No se trata de una represión, ojo: si estás atento, lo que dice es que si a uno lo ven de determinada manera, si crea el efecto de ser intocable, será dificil que aparezca la voz discrepante y no haya siquiera la posibilidad de un mínimo movimiento de respuesta a nivel político. Por otro lado, el supuesto amor al terror no es nuevo en política, ni un invento de Maquiavelo. Por eso lo más interesante aquí no es cómo el poder castiga y reprende, sino cómo se las gasta para no tener ni que hacerlo.

    Con respecto a tu último comentario, creo que nuestro autor hila bastante más fino, ya que el principe concierne a las tareas del gobernante que debe estar solo en el poder en periodos de grave crisis. ¿Puede ser un manual para el dictador? Posiblemente, pero esa no es la preocupación de Maquiavelo, ni la mía. Como a él, me interesa la naturaleza del poder, ya sea en una democracia o una dictadura.

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  3. Claro, lo de controlar las posibles rebeliones era una simplificación, ahí el concepto clave es precisamente 'control'.

    Lo que quería hacer con mi último comentario (aclaro que al escribir democracia hacía referencia a algo más complejo: el engranaje que aúna la democracia misma con la sociedad de consumo) era ejemplificar los dos tipos de control que puede ejercer el poder. El primero consiste en educarnos para que deseemos única y exclusivamente aquello que están dispuestos a ofrecernos y para que creamos que ese deseo es de producción propia; para que así veamos lo chachi que es todo y no movamos un dedo para cambiar nada (plural que me incluye a mí y a una gran cantidad de personas, no a todas, por supuesto): al fin y al cabo, ¿por qué hacerlo?. El segundo controla mediante la fuerza o la ilusión de la misma. Todos sabemos cuál de las dos formas de control es más efectiva, por lo general.

    De todas formas, como ya he dicho, éste es otro tema y no quiero que pase lo mismo que en la entrada sobre Platón. Quedémonos con mi admiración hacia Maquiavelo por escribir un libro tan crudo, realista y amoral, lo cual es complicado cuando se habla de política. Y más aún cuando nadie lo había hecho todavía de ese modo.

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  4. Buena aportación, y muy de acuerdo, sobretodo con el final. Aún así, Maquiavelo escribe con un trasfondo distinto, y con unas perspectivas sobre el hombre y la sociedad bastante negras (con razón en su contexto). Además, cuando hablas de "educarnos" o de "ofrecernos", ¿de quién hablas? La teoría de la conspiración a veces no deja de ser via de escape dependiente de un "recetario de ideas". Maquiavelo es brillante, pero hoy día hemos variado mucho la forma en que entendemos el poder, que no solo es una cuestión de coacción directa, entre un agente A y un paciente B. Estos son esquemas mentales heredados de la modernidad que inspirados por las explicaciones causa-efecto. Sin embargo, han quedado obsoletos. La estructura con forma de red cierra mejor la retícula sobre el problema, a la vez que se torna infinitamente más complejo. La verdad, no creo que estos esquemas hayan calado mucho, por lo que cosas como los partidos políticos ( ya sean fascistas, comunistas, de centro eincluso los "movimientos") siguen anclados en las viejas formas agente-paciente/causa-efecto y con ellos, el resto de nosotros. Como siempre, no es que sean falsos, es que son simples, y a menudo, artificios ideológicos.

    Película recomendable: La Ola. Comparar el sentimiento de grupo generado en el seno de una sociedad totalitaria, un partido político cualquiera, y un "movimiento". A mi juicio, acojonante parecido en formas y a veces, en fondo.

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