-El profesor que tuvimos el año pasado nos explicó que había
problemas: conflictos armados, tensiones sociales y culturales,
pobreza… etc. Esa utopía que dices no era real-replicó
Daniel.
-Lo que he dicho es que la gente creía vivir una utopía a pesar de los problemas.
Voy a ver si explico mejor eso: Del mismo modo que tomábamos
distancia con el pasado, también nos distanciamos, esta vez
psicológicamente, de asuntos que podían enturbiar ese clima. El
hombre de a pie consideraba sus problemas sólo aquéllas cuestiones
que realmente convivían con él, y la política respondía a ese
input poniendo los medios para solucionar solo esas cuestiones ¿Os
acordáis que antes os dije que no teníamos una medida de cuánto
más queríamos? Pues bien, en nuestras sociedades, gran parte de la
energía se quemaba en satisfacer una sociedad enferma de
insatisfacción.
-¿Y ese clima de verdad ayudo a que se iniciara todo? ¿Cómo?-
Preguntó un muchacho que ocupaba con otros dos compañeros el
sillón.
-Mientras medio mundo se preocupaba de sus asuntos, la otra mitad malvivía y hacía de la miseria, del horror y la enfermedad su día a día. Como ha dicho Daniel, había
hambre y conflictos bélicos. Mientras, nuestra forma de vida tenía como
uno de sus pilares dejar en segundo plano todas aquéllas cuestiones que
estaban a la vista solo con sólo encender la televisión, abrir un
periódico o conectarse a la red. No necesitáis que os explique la
cantidad de información de la que se disponía.
Los muchachos solo hicieron un gesto para indicar que aquello no era
necesario. En ese instante David se dio cuenta de que en su pequeña
sala de estar reinaba la quietud. Los muchachos le miraban en
silencio esperando a que continuara la explicación. Concentrado en
ese silencio, su subconsciente le trajo a la mente aquel día en el
que impávido, contemplaba el chorro de
luz amarilla dibujaba en su televisión la forma del ángel de la muerte. David aún recordaba cómo el impacto de aquella imagen le
hizo orinarse encima, antes de apartarla de su cabeza.
-¿Todo aquello se volvió en nuestra contra?-dijo Alicia.
-Sí, la ceguera hacia el pasado nos impidió ver que la estructura
profunda de muchos de los conflictos que antaño habíamos asociado a
un clima prebélico estaban tocando a nuestras puertas. Creíamos
tener la lección aprendida, pero los estadistas solo fueron capaces
de reconocer estos síntomas cuando aquello era imparable-respondió
el profesor.
-¿Hablas de las violaciones de los Derechos Humanos en el conflicto
Israelí o los problemas en Corea, Afganistán, China o cosas como la
creación de la Comandancia Árabe Unida?
-En realidad yo me remonto a algo antes. Cuando apelé al "efecto 2000" quería llamaros la atención sobre el tipo de cultura que rodeaba
aquéllos años. Formaba parte de nuestra vida saber que gran parte
de la población mundial vivía un autentico infierno. Pero como
nuestra capacidad de acción quedaba restringida a los asuntos
que a la mayoría de nosotros nos tocaban directamente, asuntos como
el hambre en el tercer mundo estaban siempre a la cola en nuestras
prioridades. Y eso sí que tuvo un efecto en nuestra contra.
-Suena fatal esa manera tan pragmática de plantear el asunto del
hambre. Y ya sabemos que había muchísima hambre antes de la
guerra-espetó Daniel.
-Es un hecho que el hambre propicia que la conciencia de las gentes
se vea más fácilmente empujada a hacer, o sencillamente dar su visto bueno a
acciones que en otros casos no haría si tuviera satisfechas sus
necesidades básicas. Esa es una de esas obviedades que se
olvidan-replicó David-. Por otro lado, precisamente el que insista
en el asunto del hambre hace que no solo hable de la guerra desde una
perspectiva neutral y amoral. Hablar del hambre en
este caso es hablar de sufrimiento y muerte evitables. Y hablar en
estos términos es sacar a la palestra cuestiones éticas.
-Ya...
-¿Y no es posible que estés cargando una responsabilidad que en
realidad no os tocaba? Además, al decir que el hambre hace a la
gente hacer cosas que de otra manera no harían no has explicado del todo cómo el hambre llevó a la gente a la guerra-dijo una chica
que estaba sentada en una silla, junto a la mesa.
-Eso, eso. Valentina tiene razón. Vosotros vivíais vuestras vidas
y la situación de esa gente estaba causada por sus
gobiernos-interrumpió airado el muchacho acomodado en el sillón.
-Veamos eso…-prosiguió David fijando la mirada en el muchacho.
-Pedro, me llamo Pedro.
-Bien Pedro-dijo paseando la mirada del muchacho a Valentina-. Las
cosas en lugares como África y buena parte de América latina y Asia
no eran solo producto de gobiernos corruptos porque nosotros también
los teníamos y no vivíamos en aquélla miseria. Es difícil
explicarlo evitando generalizaciones que dejen de lado la
particularidad de cada nación, pero en buena parte de esos casos los
problemas endémicos estaban causados no sólo por la ineficacia de
sus gobernantes, sino por nuestra incidencia directa o indirecta.
Vale como incidencia directa la forma en que muchas de esas regiones
habían sido arrasadas en el pasado por nosotros y abandonadas a su
suerte cuando dejaban de ser valiosas o las cosas simplemente se tornaban turbias. Este caso vale para prácticamente todo el continente africano. Otra
forma de incidencia directa era el expolio, a veces legal, a veces
ilegal, que nuestras corporaciones llevaban a cabo en sus fuentes de
recursos naturales. Por no hablar de las de condiciones trabajo que nuestras corporaciones imponían en aquéllos lugares como condición para su establecimiento.
-Pero esas cuestiones podían haberse resuelto poco a poco si
tuvieran gobiernos que gobernaran para todos y no para unos pocos,
encargándose de ir mejorando el nivel de vida en vez de
instalar el terror-protestó Pedro.
- Es posible. A veces la violencia local hacía que en aquéllos
lugares imperara el caos y hacía imposible restaurar la paz. Y donde
no hay paz no hay más que miseria. Pero lo que en realidad ocurría
es que algunos de esos gobiernos estaban respaldados por las
potencias del primer mundo-dijo el profesor.
-¡Y eso se sabía!-Gritó Pedro visiblemente airado, haciendo
aspavientos que obligaron a apartarse a sus compañeros de asiento.
-En algunos casos era flagrante, mientras que en otros las reglas de
juego lo permitían sin reservas de ningún tipo.
-Entonces no siempre los poderosos eran responsables de lo que
ocurría a pesar de que no mejoráramos las condiciones de vida-dijo
Valentina.
-Para nada, esas reglas dependían de las
naciones poderosas. Las condiciones de vida no se mejoraban porque un reparto más igualitario se veía como un empobrecimiento y una rebaja de las condiciones de vida de las naciones que se llamaban a ellas mismas desarrolladas. Aunque fuera legal, a mi no me parece que aquello
fuera moral-replicó Daniel.
-Suponiendo que las mismas reglas de juego que
llevaban a esas situaciones de explotación y pobreza se pudieran
justificar puntualmente, la moralidad de mantener en el tiempo dichas reglas de
juego es más difícil de sostener, e indudablemente podía entenderse
(y de hecho así se entendió) como una forma de violencia indirecta.
Entendedme: no se hacía daño con balas, bombas o expropiaciones y
por ello la violencia no era directa, pero se condenaba a la miseria
y a la muerte y por ello la violencia era indirecta. En este
contexto ¿entendéis mejor la relación entre pobreza y violencia?
-preguntó David levantando la vista hacia la ventana por la que
entraba una luz gélida y mortecina, filtrada por la niebla-.Pensad en esto y lo
retomamos después de un descanso.
El
coloquio se
fue disolviendo
lentamente al
tiempo que
se formaban
algunos grupos de chicos que continuaban
discutiendo o
mataban el
tiempo con juegos. David
se alejó
de la
pequeña
habitación en
dirección a
su dormitorio.
Allí se
tiró en
la vieja
cama e
hizo un
esfuerzo por
recordar aquéllos
años amargos.
Regresaron los
momentos
posteriores a
la difusión
de aquéllas
imágenes
indescriptibles
en las
que el
mundo entero estaba al
borde del
abismo. Hasta
ese preciso
instante, la
muerte de
personas reales
a través
de la
televisión era
algo cotidiano
que no
alteraba mucho su
ánimo. Resultaba
trágico que
tanto David
como cualquiera
de sus
vecinos aceptaran inconscientemente que la intolerancia
ante el
dolor en lugares lejanos estaba cómodamente apartada de la vida pública y privada.
David comenzó a darle vueltas a los hechos. Al principio de todo, se seguía contemplando la
violencia en lugares como Cachemira, China e Israel como un hecho
ajeno y pasajero. Cuando los problemas
empezaron a multiplicarse y la violencia empezaba a hacerse más
virulenta, la sensación de inseguridad sólo tocó algunos ámbitos,
que no tuvieron el eco necesario. Ni siquiera la guerra civil china
que estalló un año antes del inicio de la guerra indopakistaní
consiguió hacer que la idea de que la muerte en masa podía llamar a
la propia puerta llegara demasiado tarde para frenar lo que estaba
por llegar. Después de un serio fracaso diplomático India y
Pakistán se encontraban oficialmente en guerra. El 5 de Marzo de
2016 un brazo de las tropas Indias desplegadas a lo largo de la
frontera con Pakistán avanzaba hacia el norte, rumbo a Baltistán, una región de Cachemira en manos de Pakistán. La comunidad
internacional (en concreto la ONU), no solo fue incapaz de evitar la
guerra, sino que no pudo hacer cumplir unos mínimos de respeto entre
los dos países beligerantes. Antes de la guerra, el terrorismo,
presuntamente amparado por Pakistán, hizo que India empezara a perder
la paciencia y hubo numerosas y confusas denuncias de violaciones de
derechos humanos. Cuando estalló la guerra, había demasiado odio
contenido y todos los días había masacres de civiles.
Mientras tanto, la tensión entre las dos Coreas se recrudecía y el
escaso crédito en el consejo de seguridad de la ONU se debilitaba
cuando una vez más se rompía un acuerdo por medio de veto. A pesar
de la oposición generalizada hubo intervención militar. El día 12
de Julio empezaba el choque a lo largo del paralelo 38º entre Corea
del Norte y Corea del Sur, amparada por EEUU y un simbólico
contingente japonés. En Israel las cosas empezaron a empeorar desde
la guerra del Líbano. Paso a paso, días tras día, se rumiaba odio
en los dos bandos, odio que fue sin duda el caldo de cultivo de una
herida infecciosa que no solo no lograba curarse, sino que producía
incapacidad, parálisis y muerte. Las estrategias tanto por parte de
Israel como por parte de todas las facciones que tomaban parte en el
conflicto en Gaza comenzaron a hacerse más agrias. La tensión se
disparó cuando la Liga Árabe incluyó un Comandancia Árabe Unida
que funcionaba de manera parecida a la OTAN. La posibilidad de un
mundo árabe armado y coordinado infectó de miedo todo Oriente
Próximo. Ese miedo se contagió al mundo entero, junto con la maraña de violencia ambiental, discursos fuera de control y parálisis.
La auténtica locura empezó el 21 de Julio de 2016. David recordó
que aquel día se levantó con la noticia de que el ejército Indio
estaba logrando un avance bastante rápido. Poco después, las
televisiones del mundo entero difundían la noticia de la explosión
de un dispositivo nuclear en Nueva Delhi. Minutos después comenzó
la escalada nuclear. El mundo entero contemplaba por primera vez,
lejos de las simulaciones por ordenador que aparecen a menudo en las películas, los
efectos de un combate en el que la destrucción mutua estaba
asegurada. Se había puesto en práctica la lógica del 1+1=0.
Hizo números un momento, y estimó que en la explosión
de Nueva Delhi murieron unos dos millones de personas. Unos 10
minutos después, tras la escalada nuclear, el saldo de elevaba a unos diez millones más, contando víctimas indias y pakistaníes. Con todo esto rondando su cabeza, se dijo lleno de estupor "sigo pensando igual... en números".
-¿David?-preguntó al otro lado de la puerta una chica, sacándolo
de sus delirantes recuerdos.
-Ahora salgo, deja que tome aire-respondió con la voz quebrada.
me encanta el relato enhorabuena ^^ realmente vales para escribir
ResponderEliminarMuchas gracias por leer, comentar e ingresar como seguidora. Espero poder mejorar más en el futuro, porque queda mucho camino.
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