lunes, 27 de junio de 2011

Domingo misa...

Desde hace bastante tiempo tiene uno la sensación de que el imaginario colectivo está impregnado de formas enquistadas y obsoletas de viejas ideologías que conviven y se imbrican dócilmente con valores y virtudes de todo signo, y que dicho ambiente se encuentra en un estado de cierta agitación. Me parece sintomática la convivencia de exceso y hambre, de “paz” y guerra, de pluralismo e intolerancia, de “renovación” y conservación, de botox y naturismo, y en definitiva, de misas y putas. Espero no encontrarme solo al decir que es el pan nuestro de cada día hallar a cualquier nivel las terribles convulsiones que sufre nuestra cultura (que se manifiestan fundamentalmente en nuestra forma de vida), e igualmente, espero que sea familiar a más de uno encontrar que al tiempo que una parte de nosotros se asusta al ser semiconsciente de la aberración que atisba, otra mucho más poderosa, mira a otra parte y hace como el que al ver una cucaracha la chuta y la aparta como a la basura, intentando lanzarla lejos porque pisarla y destruirla le repugna (porque en cierta medida es tabú).

Siendo sienceros, todo esto no se sigue de un serio estudio sociológico y no puedo decir que pueda ser generalizable. De ser así, estas cuestiones serían la comidilla en todas partes: en el bar, en el Facebook, a la hora de comprar el pan y hasta en Tele 5. Y evidentemente eso no es así. No lo es porque el lugar donde se pretende señalar no es precisamente algo que salte a la vista, porque de lo que hablamos es de nuestra forma de pensarnos a nosotros mismos en relación con el mundo, de la estructura y el contenido de esa manera de pensar. Encontramos que en ese imaginario colectivo no es oro todo lo que reluce, y que campa a sus anchas esa horrible cucaracha que unas veces se encuentra escondida en los recovecos de esas formas de pensarnos, mientras que otras se encuentra increíblemente cerca (justo ante nuestras narices), lo que le hace completamente invisible. En cualquier caso, me puedo imaginar que más de uno y más de dos lanzan sonrisas nerviosas al escuchar un día la radio de la misa y otro la radio de las putas, al leer el periódico de Santa Catalina de Alejandría y el de Ernesto Guevara o al escuchar el discurso de Francis Bacon en la tele pública y el de Ernst Jünger en una emisión pirata. En definitiva, la misma sonrisa nerviosa que experimenté al leer aquélla viñeta de El Roto en la que aparece un personaje leyendo las noticias que sin despegar la vista del periódico dice ¡qué claridad de confusión!.

Pues bien, el motor de todo esto es rastrear algunas de esas pequeñas cucarachas en nuestra actualidad para ver hasta donde llega esa claridad confusa que nos invita a ir a misa el domingo e irnos de putas el lunes. Si al final encuentro alguno de esos insectos, diré que no me atrevería a pisarlo porque es posible que con ella se vayan otras cosas que no son la propia cucaracha, y no soy yo quien para decidir sobre la vida y la muerte de esa criatura que puede abarcar parte del sentir de muchos (puede que el tuyo, o el mio). Por otro lado, no estoy seguro de que aplastarla sin más sea posible sin provocar una convulsión fatal. Lo que sí es cierto es que mirar a otra parte no es una opción, de modo que no es mala idea conformarse con mostrarla echando mano de algunas perlas de sabiduría filosófica. Si después del trecho no llegamos a ninguna parte y la búsqueda es fútil, al menos esas perlas pueden servir para que cada cual las busque por si mismo o, quien sabe, las señale y las aparte como a las cucarachas que menciono.

15 comentarios:

  1. Me parece una actividad muy loable, ya te sigo

    ResponderEliminar
  2. Leido caballero, le comentare mi parecer confuso

    ResponderEliminar
  3. Me alegra mucho que pienses eso Penélope. Recordar que hay espacio para la discusión, porque leer es opcional, pero asentir o disentir es cuasi una necesidad vital.

    ResponderEliminar
  4. Vale! Que son las putas cucarachas? porque, a mi parecer, te refieres en el texto a ellas como distintas cosas

    ResponderEliminar
  5. Se supone que el medio es el conjunto de ideas y conceptos que tenemos todos y la forma en que estas se relacionan entre si. En ese conjunto de ideas existen valores y conceptos que pueden entrar en conflicto o que pueden destruirse y empobrecerse unos a otros. La cucaracha la vemos cuando cuando en el poso de todo eso detectamos fricciones o mejor, contradicciones. No me refiero a contradicciones retóricas, como cuando defendemos una cosa y la contraria en una discusión, sino contradicciones internas y/o conceptuales, como por ejemplo cuando pretendemos salvaguardar al mismo tiempo paz, progreso científico, prosperidad económica y moralidad, y resulta que esas cosas, juntas y analizadas desde un punto de vista crítico producen en el mundo serias tensiones que tienen resultados catastróficos. Las cucarachas son esas tensiones que se encuentran latiendo en el fondo del imaginario colectivo, que vistas con una mirada ingenua y optimista parecen oro porque relucen, pero luego, si las observamos mejor, resulta que están detrás de cuestiones serias que generan gran sufrimiento, y que de oro tienen más bien poco.

    ResponderEliminar
  6. Veo un uso excesivamente poético y poco conciso de las palabras en su texto, llevando así al lector a la confusión de conceptos.
    Tal vez usted tenga un problema de expresión y a la hora de escribir debería de pulir su vocabulario y colección de frases hechas que actualmente convierten su loable intención de exponer ideas en un montón de vocablos de entre los cuales sobran la mitad.

    Dicho de otra forma: no te pierdas haciendo tu texto turbo bonito e intenta ser más claro, que lo de la mierda de las cucarachas es un símil de pena. O al menos Rubén y yo no hemos sido capaces de captarlo a la primera.

    ResponderEliminar
  7. Señor o señora Yo:
    Siento encarecidamente no haber satisfecho suficientemente el rigor conceptual con el que habitualmente parece gozar. El uso del símil y del lenguaje poético del que parece abominar siempre me ha parecido un recurso vital, sobretodo cuando uno pretende gustar (y gustarse) y no aburrir. Por otra parte, es la primera vez que me encuentro con un concepto estético tan singular y riguroso como “turbo bonito”, pero si no he entendido mal, me encuentro por primera vez que con la pega de que hacer algo bello resulte un problema. Otra cuestión es si el símil de las cucarachas ha podido resultado un fiasco. En mi defensa tengo que decir unas cuantas cosas: En primer lugar decir que al referirme así a ciertos elementos de nuestras formas de pensar me parecía que podía ilustrar bien qué nos hacen sentir y cómo operamos con ellos, por lo que creo que incluso posee un cierto valor estético. Además, como suele ocurrir en cuestiones sumamente abstractas, las cosas a las que uno se refiere a menudo cuesta atraparlas con conceptos fijos. Entiendo perfectamente el gusto que hemos desarrollado (y que yo también comparto) por ellos, pero la historia de la filosofía ha ido dejando los conceptos labrados en bellísimo e inmóvil mármol blanco ante las dificultades que plantea un pensamiento formal duro en los tiempos que corren. El uso de las cucarachas al referirme a esas cuestiones era una forma de nombrarlas, ya que su completo desarrollo debería abarcar al menos unos cuantos volúmenes por lo que al final, el uso de una metáfora para hablar de ello me ha resultado el mejor recurso posible, ya que estamos hablando de la primera entrada del blog, que tiene un contenido programático y digamos, de reclamo. Sin embargo, posiblemente tenga razón, porque comenta que le ha resultado difícil entender el símil a la primera. He de agradecerle de antemano su sinceridad, pero le pediría que hiciera un ejercicio de lo que se suele llamar “principio de caridad” (se entiende que con el autor), que recomienda al lector no conformarse con una primera lectura para evitar equívocos y no enredarse si el texto es algo oscuro. Si después de esta segunda lectura resulta “que no lo pilla a la primera, ni a la segunda”, es posible el problema lo tenga yo.

    ResponderEliminar
  8. Don Javier Moreno Vilaplana, como muestra de admiración su réplica tan bien estructurada, trataré de mantener esa misma estructura en esta, mi réplica:
    A decir verdad, no gozo con ningún rigor conceptual habitual, pues soy hijo de la madre pereza y mis lecturas de esta índole son vergonzosamente escasas. Tampoco abomino del uso estético del lenguaje, pero opino que es responsabilidad del autor saber decidir cual va a ser el cometido de su texto, equilibrando así el uso de figuras poéticas frente a las expresiones más claras, directas y concisas. Me alegro de que haya captado su atención el uso enfatizante que hago de la palabra "turbo" de un modo informal y espero que empleándolo disfrute tanto como yo. Insisto que la belleza no es un problema, pero creo que no es un requisito necesario en un texto como el suyo, y menos cuando, abusando de él, corre riesgo de generar confusión. Puntualizando en el tema de las cucarachas, solo diré que, a las no metafóricas, no les privo del derecho a la vida y, a las metafóricas, me cuesta entenderlas.
    Siguiendo su consejo, leí su texto por segunda vez, leyendo incluso por tercera vez los párrafos en los que aparece la palabra "cucaracha", y llegué a comprender de una forma mínimamente clara a qué se refiere la metáfora, quedando aún por resolver el símil de las acciones que se pueden emprender con una cucaracha de las suyas.
    Para finalizar, no creo que este hecho sea del todo un problema suyo. Es más probable que sea de los dos, o puede que sólo mío debido a mi falta de costumbre ya anunciada al principio de este mensaje.
    Espero que en las próximas entradas sea capaz de absorber una mayor cantidad de sus ideas.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  9. Señor o señora Yo:

    Primero de todo, le agradezco sinceramente su espíritu crítico y sobretodo, el buen gusto en su réplica, que contrasta notablemente con la primera. Después de exponer sus gustos, costumbres y preferencias en lo que respecta al universo de los conceptos y de la belleza, creo que hace una apreciación cojonuda (si, se que cojonuda no es del gusto del público filosófico general, pero permitanme la licencia) sobre la responsabilidad de autor en lo que respecta al estilo y a la satisfacción de las pretensiones expositivas del texto. El autor, con todos los recursos a su alcance debe ser capaz de hacer llegar al mensaje al destinatario sin que un“turboerror”, como por ejemplo una metáfora mal hecha, se comporte como una interferencia. Sin embargo, como he dicho más arriba, cuando uno no tiene a mano un concepto porque habla de algo que considera nuevo o simplemente porque necesita ponerle nombre para lo que no encuentra palabra necesita buscarle nombre por medio de algún recurso que ya no entra en el terreno de lo enquilosable lógicamente. Por otro lado, las operaciones lógicas que podemos hacer con el lenguaje nos permiten llegar muy lejos en el desarrollo de un discurso. Sin embargo, a veces el fenómeno descrito parece sustraerse, escaparse de las palabras, y necesita un lenguaje “poético” para acercarse un poco a ese fenómeno. Sin duda es bastante peligroso, porque en el terreno de las metáforas puede uno perderse y ciertamente, confundir al personal. Acabo de emprender mi camino y esta clase de problemas son el pan de cada día, y me alegra mucho encontrar lectores sinceros que al final, le recuerdan a uno por donde mejorar. Ahora bien, a veces uno debe lamentar que a pesar de haber puesto todo su esfuerzo en ser lo más claro y bello posible, encuentra que no es capaz de llegar a todos como quisiera.

    Ha mencionado con mucho tino la responsabilidad del autor. Al otro lado, se encuentra la responsabilidad del lector, que se ve representada en algunos aspectos en la alusión que hice al principio de caridad (que no es algo que me haya inventado yo, sino que existe desde que existe la filosofía). El lector tiene la responsabilidad de no sacar conclusiones precipitadas sobre el contenido y la forma del texto si no se ha asegurado de que ha entendido correctamente todo el contenido del mismo. Si después de una lectura minuciosa (como la que requiere cualquier texto, no necesariamente filosófico), encuentra que la forma impide la comprensión, se encuentra en disposición de hacer una crítica a la forma. Si no es así, y encuentra simplemente que la forma no es una traba, sólo puede hacer una crítica de índole estética o, si lo prefiere, escribir sobre el tema de manera más bella (o concisa).

    Con todo, señor o señora Yo, espero que su espíritu crítico me acompañe siempre. Recuerde que este es u espacio de discusión, entendimiento (con disentimiento si es necesario), y que servidor no tendrá reparos nunca en hacer todas las precisiones (cucarachiles o no) que requiera.

    ResponderEliminar
  10. Me parece de una vageza o en mi lenguaje(minoría de edad mental) que no hayas comprendido la metáfora de la cucaracha por que a mí me parece perfecta. Desgraciadamente ningún sociólogo puede demostrar el por que el ser humano en sociedad ( por que no somos otra cosa que eso) no puede ser realmente feliz, como consuelo y de una forma sistemática llegamos a las perlas filosóficas, a hacer filosofía como yo y filosofar como Javier Moreno, se que es un consuelo, lo reconozco, pero...¿Te has preguntado si tu estás por encima de la ley? ¿ Te has preguntado que es eso de autonomía? (Aunque se que no te importa mucho) Como yo también soy un ser "necesitado"(social) se que yo "no" soy un Estado de Derecho lo somos Todos. Y para terminar que también como ser necesitado me gustaría ir el domingo a misa y el lunes de putas pero mi economía no me lo permite.

    ResponderEliminar
  11. Me parece muy bien que mis palabras parezcan haber sido entendidas, pero bajo ningún concepto, en aras de defender o atacar al autor o los comentaristas voy a permitir que nadie descalifique a nadie. Las falacias ad hominem aquí sobran.

    ResponderEliminar
  12. entendido, se que es un bloog para aprender entre todos, se que no he sido humilde, y también comprendo que eso de dejar las cosas en su sitio está de moda pero yo también se que es difícil cosa que debería aprender usted también
    - que no le vendría nada mal-. Reconocer señor autor, que su parecer sobre mi comentario me parece de un sentido de la responsabilidad grande, yo quizá me he dejado llevar por esa sonrisa "nerviosa" pero no por los genes ok.

    ResponderEliminar
  13. Bien. Aun así, una cosa más: dejar las cosas en su sitio no es que esté de moda, es que es lo hay que hacer.

    ResponderEliminar